Translate

viernes, 27 de junio de 2014

Titanic entre líneas


Dice Slavoj Zizek: Hollywood es la máquina ideológica perfecta, donde todo, absolutamente todo, se ve transpuesto en una narración edípica. El mayor éxito cinematográfico de todos los tiempos, Titanic de James Cameron, se pasa por este filtro ideológico. 
¿Es Titanic realmente una película sobre el hundimiento de un barco que choca contra un iceberg? Es preciso tener en cuenta que la catástrofe se produce justo en el momento en que los dos jóvenes amantes (Leonardo di Caprio y Kate Winslet) regresan a la cubierta del barco inmediatamente después de consumar sexualmente su relación amorosa. Pero eso no es todo. De otro modo, la catástrofe simplemente hubiera sido el castigo del Destino por la doble transgresión que supone el acto sexual ilegítimo y la contravención de las divisiones de clase. Lo realmente crucial es que, una vez en cubierta, Kate le dice apasionadamente a su amante que, cuando a la mañana siguiente el barco llegue a Nueva York, se marchará con él. Prefiere vivir en la pobreza junto a su auténtico amor a una vida de falsedad y corrupción entre los de su clase social. Precisamente en ese momento el barco choca contra el iceberg a fin de prevenir lo que sin ningún género de dudas hubiera sido la auténtica, catástrofe, es decir, la vida de la pareja en Nueva York: cabe suponer sin sombra de duda que las miserias de la vida cotidiana no tardarían en acabar con su romance. El siniestro se produce con el objeto de salvar su amor, generando la ilusión de que, si no hubiera tenido lugar, habrían vivido felices por siempre.
Pero ni siquiera esto es todo. Los momentos finales en los que se ve cómo di Caprio mucre de hipotermia en el agua gélida mientras Winslet flota a salvo sobre un gran trozo de madera, nos proporcionan una clave adicional. Consciente de que le está perdiendo, ella grita: ¡Nunca te dejaré marchar! , y al tiempo que lo dice, ella LE DEJA MARCHAR, incluso llega a empujarle con sus propias manos. ¿Por qué? Porque él ya ha cumplido su cometido. 


Tras el relato de amor Titanic oculta otra historia bien distinta acerca de una niña mimada de clase alta que vive una crisis de identidad: está confusa, no sabe qué hacer con su vida... Di Caprio no es tanto su pareja amorosa cuanto una especie de mediador evanescente cuya función es restaurar su identidad y el sentido de su vida, su imagen personal (bastante literalmente, por cierto: él dibuja su imagen). Una vez que ha terminado su trabajo puede esfumarse. Por eso, las últimas palabras que pronuncia antes de desaparecer en el Atlántico Norte recuerdan más al mensaje final de un predicador que a la despedida de un amante: le dice a Winslet cómo debe llevar su vida, que sea honesta y fiel a sí misma, etcétera. El superficial marxismo hollywoodiense de Cameron (el modo en que privilegia a las clases bajas de un modo excesivamente obvio, así como su descripción caricaturesca del cruel egoísmo y oportunismo de los ricos) no debería llevarnos a engaño.


Slavoj Zizek (Arte e Ideología en Hollywood)

No hay comentarios:

Publicar un comentario